Aporte de María Esther Hernández

FAMILIA

El próximo otoño cuando veas a los patos dirigiéndose al norte fíjate que vuelan formando una “V”.
Tal vez te interese saber que la ciencia ha descubierto porque vuelan con esa forma; a medida que cada ave mueve sus alas va creando una sustentación para el ave siguiente, volando en esa formación el grupo entero consigue volar por lo menos un setenta por ciento más de lo que cada ave volaría sola.
Las personas que compartimos una misma dirección, con sentido de comunidad llegamos con más facilidad y rapidez a las metas que nos fijamos, si nos apoyamos con confianza las unas en las otras.
Siempre que un pato sale de la formación, él siente repentinamente la resistencia del aire, la dificultad de volar solo y percibe rápidamente que la formación es necesaria para tener la ventaja del poder de sustentación de las aves que van al frente.
Si nos diéramos cuenta de la inteligencia de los patos nos mantendríamos en formación con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección, pues existe fuerza, poder y seguridad cuando se viaja con personas que comparten un objetivo común.
Los patos que van detrás producen un sonido que sirve de aliento a los primeros para mantener la velocidad, pero cuando un pato líder se cansa, se recupera yendo al fondo de la “V” mientras otro asume la delantera.
Debemos darnos cuenta que una palabra de aliento, produce grandes beneficios, todos necesitamos ser reforzados con apoyo activo, enérgico y constructivo.
Cuando un pato se lastima y aleja del grupo, otros salen de la formación para acompañarlo, ayudarlo y protegerlo hasta que este nuevamente en condiciones de volar o muera.
Si nos diéramos cuenta de la inteligencia de los patos nos mantendríamos unos al lado de los otros apoyándonos y acompañándonos, porque así como los patos necesitan el apoyo del grupo para avanzar y superar las dificultades también nosotros necesitamos de una amistad verdadera para superarnos y crecer como FAMILIA.

María Esther Hernández